Mi hijo no presta atencion

Un niño pequeño no presta atención

La atención de los padres es muy gratificante para los niños. La atención puede ser tanto positiva como negativa. La atención positiva se refiere a las cosas que haces para que tu hijo sepa que te gusta algo que ha hecho. La atención negativa se produce cuando prestas atención a tu hijo por algo que no te gusta. Si tu hijo no para de tirarte de la camisa y llamarte por tu nombre, puedes decirle: “¡Para!”. En este ejemplo, le has prestado atención. Es posible que usted preste más atención a los comportamientos negativos que a los positivos porque tiene prisa. Pero, para los niños, la atención negativa por su parte sigue siendo atención. Ignorar funciona porque quita atención a los comportamientos que usted quiere disminuir. Tu hijo aprende que no recibirá atención por portarse mal.

No te dejes engañar por el término ignorar. Es un proceso muy activo para los padres. Piense que ignorar es lo contrario de prestar atención. Cuando ignoras a tu hijo, no le desatiendes ni te quedas de brazos cruzados mientras se porta mal. Por el contrario, desvía toda su atención de su hijo y de su comportamiento. Ignorar suele ayudar a poner fin a los comportamientos que tu hijo utiliza para llamar tu atención. Esto incluye comportamientos como las rabietas, los lloriqueos y las interrupciones. Cuando ignoras, no miras a tu hijo ni hablas con él. Ignora todas las protestas o excusas para llamar tu atención. El objetivo es disminuir los comportamientos que no te gustan o que quieres que tu hijo deje de hacer.

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¿Qué hace que un niño no preste atención?

Los problemas de concentración pueden deberse a diversas causas, como el TDAH, la ansiedad, los traumas y los trastornos del aprendizaje. Obtener el diagnóstico adecuado es el primer paso para que tu hijo reciba el apoyo que necesita.

¿Cómo se llama cuando los niños no prestan atención?

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo infantil más frecuentes. Los niños con TDAH suelen tener problemas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Los niños suelen recibir un diagnóstico durante la infancia, y el trastorno suele durar hasta la edad adulta.

¿La falta de atención es TDAH?

Suele diagnosticarse por primera vez en la infancia y a menudo se prolonga hasta la edad adulta. Los niños con TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar comportamientos impulsivos (pueden actuar sin pensar en cuál será el resultado) o ser excesivamente activos.

Cómo aumentar la capacidad de atención

Saber qué decirle a tu hijo cuando tiene problemas de concentración marca la diferencia. Le permite responder de forma más positiva cuando su hijo no presta atención. Le da a su hijo la oportunidad de hablar de sus dificultades. Y les permite trabajar juntos en estrategias para mantener la concentración.

Hablar de los retosCuando hable con su hijo sobre los retos, hay dos mensajes importantes que debe transmitirle: La concentración es una habilidad. Dígale a su hijo: “Sé que te cuesta concentrarte y que no todo es interesante. Pero es importante prestar atención a algunas cosas, aunque no te interesen. Hablemos de lo que podría facilitarte centrarte en ellas”.

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Explíquele que a muchas personas les cuesta concentrarse. Si sabe por qué su hijo tiene problemas para concentrarse, sea sincero al respecto. Por ejemplo, si a tu hijo le han diagnosticado TDAH, utiliza ese término y explícale lo que significa.

Lo más difícil es saber qué decir en cada momento. Por ejemplo, cuando su hijo se distrae, no sigue las instrucciones o tiene problemas de concentración. He aquí tres cosas que debe hacer cuando hable con su hijo sobre la falta de concentración.

Capacidad de atención por edad

Los niños con TDAH suelen tener dificultades para concentrarse en una cosa a la vez, actúan impulsivamente o son demasiado activos. También pueden tardar mucho en terminar un trabajo y tener dificultades para completar tareas difíciles.

Antes de que se diagnostique el TDAH, se suele etiquetar erróneamente a los niños como “traviesos” o “vagos”. Pueden terminar el trabajo rápidamente sin prestar mucha atención a los detalles, ser desordenados en su trabajo y evitar trabajos que requieran mucha escritura o reflexión. Esto lleva a los padres a concluir erróneamente que no están motivados.

Este es el tipo menos común, con un niño que muestra signos de hiperactividad y la necesidad de moverse constantemente. También muestran un comportamiento impulsivo. Sin embargo, no suelen mostrar signos de falta de atención o distracción.

Investigaciones recientes demuestran que el TDAH no es sólo un trastorno infantil, sino que afecta a personas de todas las edades. La falta de atención y la hiperactividad/impulsividad son rasgos de comportamiento que se producen en un continuo y los síntomas cambian con el tiempo. Por ejemplo, la hiperactividad y la inquietud son más frecuentes en los niños pequeños. Aunque el TDAH no es un trastorno del aprendizaje, sus síntomas afectan a la capacidad del niño para mantener la concentración en el aula. Esto repercute inevitablemente en su aprendizaje.

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A mi hijo le cuesta concentrarse en la escuela

Aunque los niños necesitan tiempo para explorar y jugar por su cuenta, a veces se les deja solos demasiado tiempo y pueden sentir que no reciben suficiente atención de sus padres o cuidadores. En este caso, pueden producirse varios resultados negativos.

Un estilo de crianza poco implicado o negligente se caracteriza por la falta de implicación en la vida del niño. Los padres que utilizan este enfoque suelen tener poca o ninguna comunicación con sus hijos y les proporcionan poco o ningún apoyo emocional.

Hay muchas cosas que pueden afectar al desarrollo de un bebé, y una de las más importantes es la atención que recibe de sus padres. La falta de atención puede repercutir negativamente en el apego del bebé a su cuidador, que es una tarea fundamental del desarrollo en la primera infancia.

En la primera infancia, los bebés y los niños en edad preescolar desarrollan vínculos con sus cuidadores a través de la interacción y la comunicación mutuas. Los bebés aprenden a confiar en sus cuidadores y a depender de ellos a través de repetidas experiencias positivas, como ser alimentados, cogidos en brazos y consolados.

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